viernes, 11 de noviembre de 2011

Cecilia Bartoli o la importancia de la orientación vocacional

Como toda cantante que se haya formado y proyectado a la fama durante la era mediática, Cecilia Bartoli (Ceci para los amigos) tiene tantos adoradores como detractores. Porque seamos sinceros, en cuanto vemos un disquito con la portada divinísima allo Photoshop el esnob operístico que llevamos dentro empieza a agitarse. Es cierto que algunas maniobras publicitarias en el mundo de la música clásica dan un poco de grima, pero tenemos que esforzarnos para que eso no nos impida disfrutar de los grandes artista que están por detrás de todo ese aparato mediático. Cecilia Bartoli es una buena cantante. Una gran cantante. Para mi gusto, llega a su pico en el Barroco, donde tiene momentos de absoluta exquisitez interpretativa y pirotecnias vocales. 


Su recital de Vivaldi en los Campos Elíseos es una joya, como el disco dedicado a Vivaldi, el de arias italianas de Gluck, “Opera Proibita”, etc. Nunca he tenido la suerte de verla en vivo, pero en los recitales que he visto en deuvedés y interneses - agilidades vocales y técnicas impecables a parte - me ha parecido una artista muy generosa, que se entrega completamente a lo que está cantando y parece que entra en una especie de trance del que sólo sale 3 o 4 segundos después que la orquesta pare. Me impacta verla cantar, creo que ha sido de las pocas que ha conseguido dar “carne y alma” al Barroco, que fácilmente se puede convertir en una música muy insustancial y de virtuosismo vocal sin más. Otras han intentado lo mismo, pero en mi opinión ninguna ha conseguido transmitir la vitalidad, la energía desbordante, la delicadeza y la frescura de Cecilia (véase esto y compárese con esto y con esto). En Rossini también está bien (aunque no genial) y en Mozart me gusta menos, creo que sobreactúa y se aleja un poco del equilibrio y la sobriedad estilística que pide el canto mozartiano. Recuerdo una Doña Elvira  muy desmadrada y tigresa bastante fuera de lugar, como podéis constatar aquí.

Peeeeeeero hasta aquí todo estaba en los límites de lo aceptable. Hasta que… A Ceci le entró una obsesión con la Malibran y decidió que quería cantar su repertorio, aventurándose al bel canto. ¡Ñeeeeeeeee! ¡Error! Al escuchar su Sonnambula me quedé patitiesa… ¿Pero esa buena mujer no tiene a nadie que le diga que está haciendo una barbaridad? ¿Cómo es posible que una artista de este calibre cante a Amina como a Griselda, adornando y ornamentando en cada nota, sin que venga a cuento, interpretándolo todo exactamente igual, en el mismo registro, sin un matiz expresivo y todo el rato en modo heroína bobalicona chiflada? No me he atrevido a escuchar su Norma entera, pero un "In mia man alfin tu sei" en YouTube (que ha desaparecido misteriosamente) no hizo más que confirmar mis temores. Cecilia cielo, estás fuera de repertorio, el bel canto no es tu fuerte. Vuelve a tus Vivaldis, a tus Häendeles, a tus Glucks y a tus Salieris, seguro que hay más compositores barrocos olvidados por ahí para que los rescates y nos regales tus magníficas interpretaciones.



2 comentarios:

  1. Es que cómo es la Chichilia.

    La he visto varias veces en directo y es impresionante. Mucho mejor en las piezas contenidas que cuando suelta la metralleta de semifusas. Eh, vale, que eso también impresiona, que no hay otra que lo haga igual.

    Eso sí, cuando le da el toque show-woman (el contrabandijta, la danza de rossini y otros excesos) la caga.

    Pero ella es así, encandila.

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  2. Tienes razón Mocho, sus momentos más introspectivos son impactantes. Ella es MUY chou, pero el chou barroco lo hace de miedo, por eso me parece una pena que luego saque esas birrias. Tú a qué crees que se debe la pichirrarra ésta belcantistica, a capricho suyo o a presiones de la discográfica? De todas formas, hay que ver el juego que dan la Ceci, la Angelita y el Robertito eh? Que somos peores que las maris de peluquería. Si puedes ve el recital "Viva vivaldi", con Il Giardino Armonico, ella está perfecta.

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