martes, 22 de noviembre de 2011

Mañana beethoveniana

El último movimiento del concierto nº 4 para piano y orquesta. Con San Claudio dirigiendo la Orquesta de Lucerna (algunos elementos prestados de la Berliner) y Maurizio Pollini al piano.




El adagio cantabile de la Patética por Barenboim.



El concierto para violín con Perlman, Barenboim y los Berliner.




Y por último, una de las más altas creaciones del ser humano, dirigida por aquél que mejor supo interpretar su carácter de tragedia cósmica. Ya le dedicaré a Fürtwangler una entrada "come dio commanda" en otra ocasión.

4 comentarios:

  1. Uma manhã cheia de energia! Muito bom trabalho!

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  2. Unos 10 días antes de conocerte, pequeña pizpireta, el glorioso 20 de septiembre de 2008, les escuché a esos dos entrañables del principio eso mismo en la sala dorada del Musikverein de Viena, antes de que el tío de la batuta hiciera magia con la Fantástica de Berlioz... qué gran recuerdo !! Algún día tendré que hacerme un blog para contar tardes gloriosas como aquella... aunque como aquella haya pocas... Qué clásico...

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  3. Ya te digo pequeño amigo Scaligero, tienes muchas que contar. Dicen que la edad trae sabiduría y muchas experiencias operísticas entrañables :D Yo tengo que contar lo que nos pasó en Roma ese día de marzo. Y los desastres scaligeros, que fueron bonitos a su manera. A ver si el Don Giovanni apaga el disgusto de la Tosca.

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